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miércoles, 1 de agosto de 2012

Duelo al sol

La puesta en escena de “Duelo al sol” es de western, de eso no cabe duda, pero poco más. Por no tener, la peli de Vidor no tiene ni el duelo que promete su título.

“Duelo al sol” es más bien un correctito melodrama ambientado en Texas que bebe y vive de ese inagotable manantial que fue “Lo que el viento se llevó”. Aún así, el trabajo de Vidor es loable porque su agilidad narrativa y sus oportunas pinceladitas épicas consiguen maquillar con eficiencia las limitaciones de un guión bastante discreto y de algunas interpretaciones casi casi vergonzantes. Me estoy refiriendo, por supuesto, a Jennifer Jones. La entonces novia de Selznick inunda la pantalla con una presencia física descomunal, pero su papel roza lo patético. No porque Perla sea un putón verbenero, sino porque sus expresiones faciales son tan postizas como el tupé de Rodolfo Chikilicuatre. Algo mejor se desenvuelve Gregory Peck. Me ha encantado verle en plan calavera, alejándose oportunamente de ese perfil apagado y bonachón que suele caracterizarle.

Un pseudowestern, en suma, con algún que otro plano de singular belleza (King es de aquellos viejos zorros que siempre apostaron por el cine como espectáculo)que se puede ver con agrado si no se depositan demasiadas expectativas en él.


Desde el momento que Perla va caminando hacia su habitación con la lamparilla en la mano pasando por delante de los dos hermanos, ya se olfatea la tensión sexual e intuímos la actitud de ambos hacia ella. Aún sorprende tanta sensualidad en un título de los años 40, pero a David O. Selznick le gustaban las situaciones al límite.

Jennifer Jones se excede en gestos cuando muestra emociones fuertes, pero es fotografiada con maestría haciendo resaltar el blanco de sus ojos y dientes sobre su tez morena y lo que sí logra ésta es dar cuerpo a una criatura salvaje e inexperta que se convierte en centro de disputas y se debate entre la seguridad y la pasión
 
Joseph Cotten y Gregory Peck hacen acertadamente la encarnación del bien y el mal como reflejo de la personalidad del autoritario y visceral padre (Lionel Barrymore que estaba realmente en silla de ruedas desde hacía años) y tambiém aparece Lillian Gish, toda una superviviente que empezó con Griffith décadas atrás y siguió dejándose ver en más películas otras tantas décadas después.

Como en Lo que el viento se llevó, la personalidad de Selznick es la que manda y parece que hubo otros directores que intervinieron, pero quien firma es King Vidor, gran cineasta desde el mudo, versátil y eficaz, que lleva la historia con seguridad y buen ritmo obsequiándonos con espléndidas panorámicas, bellos primeros planos y majestuosos planos generales (la encendida fotografía en color plena de rojos es magnífica). 

La pasión desenfrenada cobra forma pocas veces en el cine: en Duelo al Sol cada uno de los elementos que la componen está dotado de fuerza, de energía intensamente romántica y clásica. Este filme sólo podría ser ejecutado por King Vidor, artesano de los sentimientos, poeta romántico, artista inigualable.

La escena inicial ( la que describe los sucesos relativos al padre de Perla Chávez ) ya por sí misma tiene mayor sabiduría fílmica que numerosas películas más loadas. Pero la película continúa en un recital de maestría en el que se encuentran comprendidas historias de amor fatal pero también de amor platónico, de dignidad, de egoísmo, de amistad, de violencia...

No es sólo por los que siente la protagonista hacia el personaje de Gregory Peck, sino por los que yo mismo tuve al ver la película. Es innegable la belleza de los paisajes, de esa fotografía en color tan peculiar ( los tonos rojizos del atardecer) y de que es una película con cierta fuerza dramática y momentos de acción que consiguen hacer entretener y no aburrirte. Sin embargo, las actuaciones son irregulares y el guión no está bien elaborado en cuanto al tema de los personajes. Jennifer Jones abusa de la sobreactuación y resulta poco creíble, lo que perjudica un montón a la película ( hay momentos dramáticos que te pueden parecer hasta risibles ), el guión no sabe desarrollar bien psicológicamente a los personajes ( sobre todo el protagonista, claro ) y da la sensación de intentar repetir lo que supuso "Lo que el viento se llevó" ( dramón en el Oeste pero con personajes parecidos ).
No se puede negar su condición de clásico

En él la sencillez y el lirismo de J. Ford o de H. Hawks, sin embargo sí pude ver un film apasionado y de tonos épicos con un hilo principal amoroso pero que tiene como trasfondo la eterna lucha por la propiedad de los territorios occidentales de una nación cuya frontera aún parecía no vislumbrarse en el horizonte.

La inmensa interpretación de Lionel Barrymore, cuyo personaje se alza sobre los demás y se impone como mejor baza del filme, representa a ese colono que llegó del este atravesando un dificultoso y largo camino, el cual, una vez alcanzada la meta, no está dispuesto a abandonar por ningún precio su valiosa posesión que antes de iniciar el viaje formó parte de la Tierra Prometida. Ese descomunal esfuerzo despierta en él un sentimiento de agresividad: la defensa de la propiedad rural.

Vidor logra narrar de forma ligera y transparente una historia en la que los personajes están impecablemente perfilados y cuyo final no me pareció de lo más acertado, amén de lo atípico que resulta. La estupenda música de Dimitri Tiomkin y la espectacular fotografía de inspiradísimos planos, acompañadas de las buenas actuaciones de Joseph Cotten y Gregory Peck, hacen de éste un gran western sólo empañado por la ridícula interpretación Jennifer Jones.

Duelo al sol forma parte de esos contados títulos imprescindibles y si sólo se fracasa en la dirección de la Jones, es de suponer que con el tiránico Selznik emcima poco podía hacer Vidor para contener a la que por entonces era la chica del productor.

La escena de la muerte de Laura Belle con la cámara mostrando la mecedora en el exterior movida violentamente por el viento mientras la lluvia cae sin cesar es antológica.
 
TÍTULO ORIGINAL Duel in the Sun
AÑO 1946




DIRECTOR King Vidor
GUIÓN Ben Hecht, David O. Selznick, Oliver HP Garrett (Novela: Niven Busch)
MÚSICA Dimitri Tiomkin
FOTOGRAFÍA Lee Garmes, Harold Rosson, Ray Rennahan
REPARTO Jennifer Jones, Gregory Peck, Joseph Cotten, Lionel Barrymore, Walter Huston, Lillian Gish, Harry Carey, Charles Bickford, Otto Kruger, Herbert Marshall
PRODUCTORA David O. Selznick
PREMIOS 1946: 2 nominaciones al Oscar: Mejor actriz (Jennifer Jones), actriz sec. (Lillian Gish)


SINOPSIS Pearl (Jennifer Jones), una joven mestiza es enviada a vivir a Texas, al rancho del estricto senador McCandless (Lionel Barrymore). La joven india llama la atención de los hijos del senador: el siempre educado y cortés Jesse (Joseph Cotten) y el salvaje e impulsivo Lewton (Gregory Peck). Pronto los dos hermanos rivalizan por el amor de la atractiva chica.
CRÍTICAS ----------------------------------------
Hay películas que se hacen por encargo... pero esta se hizo por amor; David O. Selznick produjo este épico western para lucimiento de su novia Jennifer Jones. Así, por este bienvenido capricho, podemos disfrutar de una entretenida y apasionada historia de romances y rivalidades familiares con legendarios personajes y final memorable. Una gran película.

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